Os invitamos a participar en la vigilia de oración en memoria de los Santos Inocentes.
Domingo 27 a las 21:30En la festividad de los Santos Inocentes se recuerda la matanza de niños menores de dos años que ordenó el rey Herodes para acabar con el Niño Jesús.
La consulta bien intencionada de aquellos Magos que llegaron de Oriente al rey fue el detonante del espectáculo dantesco que organizó la crueldad aberrante de Herodes a raíz del nacimiento de Jesús.
Al rey le produjo extrañeza la visita y terror la ansiosa pregunta sobre el lugar del nacimiento del Mesías; rápidamente ha hecho sus cálculos y llegado a la conclusión de que está en peligro su status porque lo que las profecías antiguas presentaban en futuro parece que ya es presente realidad. Se armó un buen revuelo en palacio, convocaron a reunión a los más sabios con la esperanza de que se pronunciaran y dieran dictamen sobre el escondrijo del niño «libertador».
Los niños que no sobrepasen dos años en toda la comarca morirán. Hay que durar en el poder. El baño de sangre es un simple asunto administrativo, aunque cuando pase un tiempo falten hombres para la siembra, sean escasos los brazos para segar y no haya novios para las muchachas casaderas; hoy sólo será un dolor pasajero para las familias sin nombre, sin fuerza, sin armas y sin voz. Unas víctimas ya habían iniciado sus correteos, y balbuceaban las primeras palabras; otras colgaban todavía del pecho de sus madres. Pero para Herodes era el precio de su tranquilidad.
Hoy en día ese rechazo a la Buena Noticia se manifiesta de forma patente en la muerte de miles de bebes a los que no se les permite nacer. El número de abortos es incomprensible, cada uno de esos abortos representa a un ser humano vivo cuya vida es violentamente destruida en el vientre de su madre. Cada bebé no nacido ya tiene su propio ADN único, lo que los diferencia de su madre. Ese ADN indicaba si el bebe es un niño o una niña, su color de ojos y cabello, su altura, y mucho más.
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