MSol Lamora
16/6/2024
Mediodía en Casa do Brasil
La comunidad se había reunido como una familia en torno al Padre. ¿Cómo no acudir, si nunca pide nada, siempre lo da todo, y hoy domingo es un día para Él?
Los niños olían a vacaciones, los mayores preparaban la fiesta en el jardín. Todo quedó sorprendentemente listo justo a tiempo.
El sol caía encendido mientras Ezequiel evocaba la copa de un gran cedro.
Habló Pablo: “Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía”.
Habló el Hijo, y su Palabra quedó sembrada como un grano de mostaza. ¿Qué les dijo en privado a esos corazones recogidos? Algunos, en silencio, bailaron con la música del Cielo.
Sobremesa en el jardín
La comida rebosaba aun en las mesas y algunos apuraban el café. La sombra se desplegó por fin generosamente y un bullicio amable se dispersó en ella hasta que llegó la hora de compartir vivencias.
Todos juntos invocaron al Espíritu.
En un orden improvisado y libre el Espíritu habló y rió por boca de algunos, con distintos acentos y edades, en una acción de gracias común que se elevó como ofrendas de vida al Padre.
Mientras, rozados por la suave brisa, la escucha callada de otros velaba en oración y súplica por toda la comunidad.